La collalba gris es una especie migradora de larga distancia que inverna en África tropical y que visita la Sierra de Baza desde el mes de abril al mes de octubre. En este periodo las collalbas nidifican y se establecen en la Sierra sobretodo en las zonas basales menos pobladas de árboles y vegetación que rodean al Parque Natural Sierra de Baza. Aun cuando es una especie que prefiere instalarse a cierta altitud sobre el nivel del mar, lo que la hace posible ver incluso en zonas superiores a los 2.000 metros, en la Sierra de Baza se localiza principalmente en la zona basal, cerca de la depresión de Guadix-Baza, donde se puede decir que la abundancia de esta especie es elevada en comparación con otras zonas de la provincia de Granada.
Al ser una especie relativamente confiada, es posible el acercamiento a poca distancia, en ocasiones 6 ó 7 metros, lo que unido a que sus avistamientos suelen tener lugar en lugares donde existe mucha cobertura vegetal y a que se suele emplazar en lugares elevados unos palmos del suelo, hacen relativamente fácil su observación.
Collalba Negra
Oenanthe leucura
La Collalba Negra Oenanthe leucura es la más grande de las tres collalbas que se reproducen en la Península Ibérica y también la más fácil de identificar. El plumaje del cuerpo y las alas es totalmente negro brillante y el obispillo o rabadilla, las plumas debajo del nacimiento de la cola y las rectrices de ésta son de color blanco, excepto los extremos de cada rectriz que son negros y que forman una banda terminal muy visible cuando el pájaro despliega la cola, lo que hace frecuentemente. La pareja central de rectrices es negra desde la punta hasta la mitad de su longitud.
Las alas desde lejos parecen negras, pero en realidad son marrones muy oscuras y cuando el pájaro nos sobrevuela con ellas desplegadas, entonces se aprecia bien un tono grisáceo.
Las hembras son también muy oscuras, pero el dorso no es negro sino marrón oscuro y las partes inferiores algo más claras. De lejos su aspecto y plumaje es dificil de separar del de los machos.
La subespecie que habita en Iberia considerada como típica Oenanthe leucura leucura se diferencia de la del norte de Africa Oenanthe leucura syenitica en que ésta tiene más ancha la banda terminal negra de la cola. Como existe la posibilidad de que alguna de estas collalbas alcance nuestras costas sureñas ocasionalmente, se dá aquí unas medidas del promedio en la anchura de esta banda terminal obtenida por Witherby: 10-16 mm. para las rectrices externas y 30-37 mm. para la pareja central en la raza leucura y 12-18 mm. y 34-40 mm., respectivamente, para la subespecie syenitica. También el color marrón oscuro de la cabeza, no negro, en la raza africana puede ser un buen distintivo, aunque se origina confusión con las hembras y los jóvenes. Las patas y el pico de ambas subespecies son negras. El iris es pardo oscuro.
La Collalba Negra se posa erguida en actitud característica, siempre sobre una roca o lugar predominante desde donde observa el suelo a su alrededor, a veces recordando más a un zorzal Turdus sp. que a una collalba. Habita zonas pedregosas y áridas, desnudas de vegetación y muy a menudo vive en montañas. Probablemente en la Península Ibérica alcance en ellas su mayor densidad, aunque se puede decir que no es abundante en ningún lado y las parejas se ven muy diseminadas. Se observa desde pedrizas al nivel del mar hasta altas montañas, encontrándosela tanto en las estribaciones meridionales de la Cordillera Cantábrica como en la Sierra de Gredos o en Sierra Nevada donde Witherby la vio a 2.000 metros de altitud.
Es un pájaro inquieto que continuamente despliega la cola en abanico, mostrando el color blanco y sobre él la T invertida negra, diseño muy llamativo incluso visto de lejos.
Desde su posadero efectúa continuos vuelos hacia lo alto y en época de reproducción estos acrobáticos ascensos y descensos los acompaña con un canto muy agradable en la linea del Mirlo Capiblanco Turdus torquatus. En las hoces de Vegacervera y Valdeteja formadas entre impresionantes roquedos por los ríos Torio y Curueño en el norte de la provincia de León ya se pueden ver los machos de Collalba Negra en el mes de abril, realizando vuelos hacia arriba como si de bisbitas arbóreas se tratara y lanzando un agradable gorjeo que termina en una especie de silbido o trino, que repiten insistentemente, desplegando la cola y abriendo las alas ampliamente para dejarse caer hasta un posadero bajo, muchas veces una piedra que sobresale a la orilla del río. Es un pájaro escondedizo al que siempre vemos de lejos, volando a ocultarse en cuanto nos acercamos. Sus costumbres retraídas en la montaña quizá impidan darnos una idea de su densidad. Rara vez se ven dos parejas juntas. En muchas zonas de Iberia coinciden las tres especies de Collalba en el mismo habitat, pero con mucho la más escasa parece ser ésta.
La mayor parte de nuestras collalbas negras son sedentarias y se ven durante todo el año en los lugares donde habitualmente se reproducen. Sin embargo, en algunas zonas del sur de España se observa un relativamente importante paso primaveral y otoñal. Bannerman (1954) refiere que hace ya muchos años Stenhouse vio migrantes en paso un 20 de marzo y el 21 de septiembre. También Howard Irby veía esta Collalba durante todo el año en un mismo lugar junto al Peñón de Gibraltar, pero en otros sitios se notaba claramente que el pájaro emigraba. Muchas de estas observaciones se refieren al pasado siglo y la situación no ha cambiado hoy mucho, puesto que la Collalba Negra sigue estando muy diseminada por pedrizas del Sur y Levante y no falta allí durante todo el año. La mayoría son pájaros sedentarios que en determinados lugares pueden alcanzar una buena densidad. Balsac y Mayaud (1962) la encuentran anidando en todo el norte de Africa y en Marruecos no observan migración visible alguna que justifique la llegada a la zona costera española del Estrecho de Gibraltar del buen número de collalbas negras que por allí se ven diseminadas en marzo y abril.
En zonas abrigadas y de buena temperatura del sur de España muchos machos cantan ya esporádicamente en diciembre. La época de mayor intensidad se alcanza desde finales de enero hasta marzo. Para describir la reproducción en Iberia es forzoso referirse a las experiencias de Richardson (1965), realizadas en el Instituto de Aclimatación de Almeria entre octubre de 1961 y mayo de 1962. Allí se eligió la rambla de Tartala donde pudieron estudiarse 7 parejas. Los primeros síntomas del celo se notaban en diciembre, pero los conocidos vuelos con intenso canto sobre el supuesto territorio no se iniciaron hasta febrero. En este mes empieza la construcción de los nidos, aprovechando los pájaros una grieta o agujero en la roca con promedios bajos de altura. Richardson obtuvo 1,6 m. sobre el suelo para varios nidos. Algunos pueden estar situados en pequeñas cuevas. El material suele estar formado por hierba seca, tallos y palitos secos, forrado interiormente con plumas, lana y crines. La costumbre de colocar debajo de él y delante pequeñas piedras es bien conocida y quizá por ello este pájaro lleva en muchos lugares de Andalucía el nombre de Pedrero. Casi todos los nidos tienen piedras y el número de ellas es muy variable, desde sólo 3-4 hasta varios centenares. Las pequeñas cuevas o agujeros quedan con el nido y las piedras completamente cubiertos. Un nido descrito por Irby tenía un muro delante formado por 282 piedras, mientras el cimiento sobre el que se asentaba tenía 76 piedras más, es decir en total 358. De los 37 nidos examinados por Richardson en Almería había uno con más de 9.000 piedras, sin duda acumuladas en muchos años. El macho es quien aporta todo este material. La mayoría de las piedras pesaron en promedio entre 3 y 10 gramos, pero algunas pesaban 28 gramos, lo que es un notable peso si pensamos que el pájaro pesa de 38 a 55 gramos. En los últimos días de marzo se encuentran las primeras puestas formadas por 4-6 huevos, muy a menudo 5 y muy raramente 7, de color azul pálido casi blanquecinos algunos y con puntos rojizos que forman una corona en la parte más ancha. La mayor parte de las puestas son dejadas en abril y hay muchas en el Norte en el mes de mayo. Jourdain y Rey obtuvieron promedios para 62 huevos de 24,5 x 17,8 mm. con un máximo de 27 x 17,6 mm. y un mínimo de 22,4 x 17,6 mm. Es la hembra la que incuba durante 16-17 días (Richardson) y ambos adultos ceban a los pollos durante 14-15 días. Al nacer están cubiertos parcialmente con largo plumón de color gris. Tienen el interior de la boca amarillo y carecen de puntos negros en la lengua.
La alimentación es insectívora fundamentalmente, capturando las presas a la manera que lo efectúan los roqueros. Las collalbas caminan con paso rápido por el suelo y entre las piedras o las matas arbustivas recogen muchos coleópteros y lepidópteros. Cuando inmóviles en un posadero observan una zona soleada, se lanzan con gran rapidez a la captura de tábanos Tabanus bovinus. Con frecuencia también cazan otros dipteros en el aire. Richardson en Almería determinó en deyecciones y egagrópilas gran número de coleópteros (sobre todo los del género Chrysomela). También comen muchas hormigas.
La curiosa acumulación de piedras en el nido de que hemos hablado antes ha motivado numerosos y minuciosos estudios y más suposiciones sobre el objetivo que el pájaro persigue con ello. Richardson cree que puesto que es una operación que solamente realiza el macho, debió de tener originariamente una función de ostentación dentro del cortejo nupcial y, no como otros ornitólogos opinan, una misión defensiva del nido, sino más bien que actúe de soporte de aquel. Kóenig (1966) que estudió la especie en el bajo pirineo catalán, estima por su parte que tan singular construcción tendría un triple objetivo: servir de soporte al nido, disminuir el paso de entrada al nido y como parte fundamental en el llamativo pavoneo y cortejo que el macho desarrolla. Bannerman por su parte opina que puede tener por objeto mantener el nido seco e incluso se ha sugerido que puede ser una protección contra las culebras y lagartos, pero esta parece una idea un tanto peregrina.
La Collalba Negra se reproduce en Europa solamente en Iberia y en el sudeste de Francia. Falta completamente en la zona Cantabrica y gran parte de Galicia y norte de Portugal. En la Cordillera Cantábrica no falta en zonas altas pedregosas. La reproducción en Navarra está localizada sobre todo en zonas pedregosas y secas de las Bardenas (Elásegui). En Cataluña es numeroso tanto en la costa como en montaña. No anida en Baleares, pero ocasionalmente es vista allí en otoño (Moreau, en Formentera). En Cármenes (León) está criando muy cerca ya de la Cordillera Cantabrica. (Proximidades del Puerto de Piedrafita).
Collalba Rubia
Oenanthe hispanica
La Collalba Rubia Oenanthe hispanica es un pájaro que se reproduce más en la zona oriental de la península, faltando en grandes zonas del norte, Galicia, Asturias y Cantabria. Los machos en plumaje primaveral resultan inconfundibles por el gran contraste que ofrecen entre el color negro de las alas, cara y cola y el blanco ocráceo del cuerpo (muy blanco visto a distancia) y por sus actitudes. Los machos son dimórficos en el sentido en que unos tienen garganta negra y otros garganta blanca. Estas diferencias han motivado confusión en la identificación y durante muchos años se consideraba que se trataba de dos especies diferentes. Antes de entrar en cómo separar ambas variedades se describe en detalle los plumajes de machos y hembras. Los machos tienen la cabeza y la espalda de color rosado o beige amarillento claro. Los carrillos, las alas y la T invertida de la cola son negras en fuerte contraste y en la forma de garganta negra toda la cara desde el nivel superior de los ojos es muy negra. Las partes inferiores son blancas con tinte ligeramente beige amarillento, más acentuado en el pecho y más blanco en el vientre. Los laterales de la cola (rectrices externas) blancas y el opispillo también blanco, son muy conspicuos. La T negra de la cola no es tan completa porque, si bien la pareja de rectrices centrales es totalmente negra, los extremos de las exteriores tienen la parte interna de la pluma de color blanco y con la cola desplegada la parte final negra de las rectrices forma una línea curva. El macho de garganta negra tiene un aspecto inconfundible, pues aquélla forma una mancha completamente uniforme con los negros carrillos. La variedad de garganta blanca tiene ésta realmente blancuzca y como un antifaz a través de los ojos que le llega muy atrás. Ambas variedades tienen el pico, las patas y los pies de color negro y los ojos pardo oscuro.
Las hembras de ambas razas tienen la cabeza y la espalda pardo arenoso y las alas marrones o pardo oscuro. La cola posee el mismo dibujo que la de los machos, pero las rectrices centrales y los bordes de las restantes son marrones o pardo oscuro, más que las alas, no negras. Se parecen a las hembras de la Collalba Gris, pero se pueden diferenciar en una observación atenta por las mejillas más oscuras y por alas más oscuras y más espacio blanco en la cola. En el otoño tanto machos como hembras, pierden brillantez y contraste en el plumaje, recuperándolo en diciembre-enero.
Las collalbas rubias jóvenes que se ven en agosto tienen el plumaje de las partes superiores, incluida la cabeza, de color beige pálido con punteado pardo que les da una apariencia de moteados. En los lados de la cara se aprecia una mancha más oscura que corresponde a las plumas auriculares. La garganta es blanca o beige muy clara y el pecho algo más oscuro, teniendo las puntas de las plumas parduzcas. La cola es como la de los adultos y las alas como las de las hembras adultas, pero se aprecian en ellas algunos puntos blancos.
Espacios abiertos, rocosos y áridos, son el hábitat principal de esta collalba en Iberia. No se encuentra en alturas superiores a 2.000 metros, aunque algunas parejas puedan llegar a criar en zonas apropiadas más altas y en biotopo coincidente con el de Collalba Gris. Le atraen especialmente los viñedos cuando las parcelas están separadas por muros de piedra suelta que facilitan la nidificación.
Su conducta es parecida a la de otras collalbas, aunque se dice que es más propensa a posarse en ramas de arbustos y zonas elevadas y menos en el suelo. Las ruinas de edificios y castillos también se ven favorecidas por su presencia. Esta collalba llega al sur de Iberia no antes de los últimos días de marzo. Realmente la población ibérica no se establece aquí hasta abril. Inmediatamente los machos se hacen muy notorios con sus vuelos nupciales y su canto continuo, agradable y como apresurado que se puede escuchar a mucha distancia por su agudeza. Resulta muy parecido al que emite la Collalba Gris, pero hay diferencias bien notorias si el pájaro se oye a corta distancia. No posee ninguna semejanza con el de la alondra como sucede con el deOenanthe oenanthe y suele intercalar notas duras y raspantes que le restan belleza y modulación. Su nota de alarma o llamada es un sonido áspero y corto seguido de un silbido lastimero, recordando algo la voz de un Gorrión Común. Canta en vuelo de celo en abril y mayo y desde su llegada hasta junio y ya mucho menos en julio; lo hace también desde un posadero alto, una roca, un arbusto bajo, la rama de un árbol aislado, una casa en ruinas, etc. Normalmente siempre en lugares soleados, huyendo de zonas sombrías y húmedas.
Se alimenta de insectos como otras collalbas que captura en el suelo o al vuelo. Coleópteros, ortópteros, dípteros, himenópteros, etc. sobre todo, pero también moluscos. Suele atrapar presas de mayor tamaño que otras collalbas y los grillos Gryllus campestris parecen atraerle especialmente. Como es especie netamente mediterránea su alimentación insectívora está en función de la que es típica en aquella zona.
La estación de la cría en Iberia comienza normalmente en mayo y de forma ocasional en los últimos días de abril. Los nidos están situados muy a menudo en el suelo, en agujeros y a cubierto bajo un saliente de piedra. Muchos con preferencia en pedrizas y resultan realmente difíciles de encontrar, porque los pájaros adultos no se acercan a él si se sienten observados. Es corriente que utilicen una planta como abrigo. Igual que en la Collalba Gris, también llama la atención el volumen del nido, hecho con hierba y raicillas secas. Algunos, próximos a tojares, tienen este material en su estructura. Por dentro son forrados de hierba fina, crines y pelos. Rara vez lana y plumas y poco musgo. La puesta consiste casi siempre en 4 ó 5 huevos, ocasionalmente 6. Son de color azul pálido con tinte verdoso algunos y más oscuros que los de Collalba Gris y también con más frecuencia punteados de pardo rojizo. Jourdain da para 60 huevos medidos un promedio de 19,95 x 15 mm. con un máximo de 21,6 x 15,6 mm. y un mínimo de 18,4 x 14,3 mm. Las puestas pueden ser encontradas a partir de la primera semana de mayo y en junio y julio, siendo las de este mes repeticiones o segundas puestas. La hembra incuba alternándose sólo en ocasiones con el macho. A los 14 días nacen los pollos que están parcialmente cubiertos con plumón parduzco, bastante largo. El interior de la boca es amarillo y carece de puntos oscuros en la lengua. Las comisuras exteriores de la boca son amarillo pálido.
El emparejamiento de collalbas de las dos variedades, garganta negra y garganta blanca, se produce sin duda. Las hembras con la garganta oscura son muy raras, pero tales hembras (Ticehurst) han sido encontradas emparejadas con ambas formas de machos, así como un macho de garganta oscura se puede unir a una hembra de garganta muy blanca. Sería interesante encontrar una cría de collalbas jóvenes en las que estuvieran representadas las dos variedades y, por supuesto, tomar nota de las características de los padres.
La Collalba Rubia se reproduce en el noroeste de Africa, Iberia, sur de Francia (costa mediterránea), Italia y los Balcanes y por Asia Menor y el Medio Oriente llega hasta Persia. En la Península Ibérica está muy diseminada y la mayor densidad la alcanza en el Sur y en algunos puntos de la costa mediterránea. En el Norte escasea y falta completamente en la zona Cantábrica, Galicia y parte norte de Portugal, donde en el resto del país no es precisamente numerosa.